Y hoy crecemos sobre esa misma idea.Somos rehabilitadores. Preparamos los edificios para las siguientes generaciones. Ese es nuestro legado. Y tenemos muy claro que el vecino es quien manda. Somos privilegiados. Nos dejan entrar en su casa, nos dan su confianza y a cambio les damos calidad de vida duradera.
Y para eso, no vale cualquier cosa, solo vale dar lo mejor:
Hablar de calidad es como bailar de arquitectura. No tiene ningún sentido. Por eso, nosotros, preferimos que hablen las más de 600 obras que hemos ejecutado. Y todos nuestros clientes satisfechos.
Porque tenemos muy claro al inicio de cada proyecto, que no es una obra lo que tenemos entre manos. Es una colección de proyectos de vida.
Vamos a estar ahí. No puede ser de otra manera. Desde el presupuesto al inicio de la obra, hasta su fin y también después. Porque vivimos de nuestro trabajo, pero sobre todo vivimos de la confianza de nuestros clientes. Lo nuestro no va de que nos adjudiquen obras. Va de hacerlas y hacerlas bien a la primera.
En realidad, es la confianza en una vida mejor lo que nos compran. Y nosotros le ponemos un precio claro, detallado y justo.
Somos una empresa técnica. Por eso, sabemos lo que va a pasar en todo momento en una obra incluso antes de hacerla. Y se lo contamos al vecino de manera llana y directa. Queremos que nos entiendan.
En SEOM ponemos nuestro conocimiento técnico al servicio de la tranquilidad. Del vecino. Nos comprometemos a que sientan que todo irá bien. Y si algo se tuerce, lo sabremos enderezar de manera ágil y eficiente. Y si algo se rompe, pues se arregla. Lo único que no puede romperse es el hilo de comunicación entre nosotros y el vecino. Nosotros sabemos, pero ellos mandan.
Hablemos claro. Sabemos el trastorno que supone la rehabilitación de un edificio. Sabemos el esfuerzo económico que tiene que hacer cada familia.
En SEOM, tratamos sus problemas como si fueran nuestros. Empatizando con esa sensación de desequilibrio e incertidumbre. Contándoles punto por punto lo que vamos a hacer.
Porque sabemos que lo último que quiere encontrarse un vecino en una obra son sorpresas. Y que si lo que paga no dura décadas, es que algo no se ha hecho bien. Pero esto a nosotros no nos pasa. No es soberbia, es un compromiso. El compromiso de que esa sea la última obra que haga una comunidad de vecinos.
Ganan vivir en un edificio mucho más eficiente, más accesible, más confortable, adaptado a toda normativa y que se va a revalorizar mucho. Ganan beneficios tangibles que duran en el tiempo. Ganan porque saben desde el principio, que su inversión va a ser la última que hagan. Ganan en tranquilidad, porque somos expertos en gestionar subvenciones, porque ofrecemos precios cerrados, justos y claros. Y facilidades de pago que no tendrán con ninguna otra empresa.
Ganan en transparencia, porque desde el principio explicamos todo lo que vamos a hacer hasta el final. Ganan en confianza, porque no cobramos ni un euro hasta que el trabajo esté comprobado y certificado. Porque no nos vamos hasta que todo quede como el vecino quiere.
Y porque seguiremos ahí muchos años después de la obra. Es su casa, somos sus invitados. Ellos son lo más importante y la decisión es suya. Por eso, les decimos mirándoles a los ojos que, en estas cosas, lo barato es muy caro. Y les explicamos porqué con total honestidad para que puedan elegir con criterio.